Capi.

Capi llego cuando menos lo esperaba, es el equivalente al hijo no planificado, pero que es inmediatamente bienvenido.

Y es que eso pasa después de muchos años de andar de rescatista/activista o como sea que me pudiera denominar.  Uno sale una mañana de domingo a desayunar por el barrio y de pronto cuando un perro aparece de la nada aullando a un lado de la utopista, el impulso de ayudar supera cualquier circunstancia.

Es definitivamente el perro mas "salvaje" que conocí.  Arisco, desconfiado, temeroso y con poca afinidad con los humanos, vivía en un río, con una fractura de fémur, muchas pulgas, garrapatas, alimañas y basura.  Escondido del mundo entre arboles y mugre, Capi había perdido toda alegría de vivir, y me atrevo a asegurar que fue muy maltratado por los humanos que conoció, antes que a nosotros.

Nos tomo varias semanas que nos permitiera acercarnos, el lugar de su guarida era de difícil acceso y al primer intento de interacción, Capi huía lo mas lejos posible de nosotros, cada vez que llegábamos a dejarle comida.

Después de muchos días de no verlo y  prácticamente rendido ante la vida nos permitió darle un hogar. Hoy tras  dos operaciones, mucha paciencia y casi un año después, Capitan es un perro fiel, amoroso y feliz, que continua luchando por superar sus traumas en un hogar lleno de amor.