29 jun 2015

Los perros y la depresión en humanos.

Muchos tienen dificultad para comprender el estrecho e intenso vinculo que tengo con los perros. Todos hemos escuchado decir que el perro es el mejor amigo del hombre, pero en casos de personas que han padecido de depresión, dicha afirmación se vuelve aún más poderosa.  Yo personalmente puedo dar fé de esto y parte de mi amor a ellos surge del agradecimiento que les tengo.

La zooterapia o terapia asistida con animales es un método alternativo utilizado en muchas partes del mundo para tratar diferentes desordenes psicológicos y/o físicos, entre ellos depresión, ansiedad, autismo, síndrome de stress post-traumático (PTSD), reinserción de individuos con tendencias antisociales, problemas relacionados a la vejez como artritis, rehabilitación tras accidentes cerebro-vasculares, lesiones físicas, etc.

Si bien se ha utilizado la terapias con perros desde el siglo XVIII, no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se originó como una práctica estudiada, y que recientemente ha incrementado su auge debido  al éxito evidenciado, principalmente con niños, ancianos y soldados veteranos.

Pero la belleza de los animales es que no necesitamos "asistir" a terapia, para obtener los beneficios de su compañía;  basta con convivir con ellos para poder ser parte de esa simbiosis de bienestar emocional.  Mi primera experiencia la viví a mediados de mis veinte, cuando tuve que sobrellevar una crisis depresiva de casi 18 meses, los cuales se volvieron eternos, sombríos y sumamente duros de afrontar.  Puedo decir con certeza que mis perros (en ese momento Chili y Brownie) me ayudaron a salir adelante y hoy puedo contar mi experiencia.

Ellos hacen posible que la sensación de soledad y miedo disminuya, además asumimos un compromiso por su bienestar, lo que nos "obliga" a mantenernos enfocados, a adquirir una rutina y a encontrar la fortaleza que nos permita cuidar de otro ser vivo.  Otro de los beneficios de los animales en casos de depresión es que facilitan la comunicación sin que el paciente se sienta juzgado, pues por lo general este empieza a conversar con la mascota y puede llegar a expresar sus sentimientos sin temor a sentirse humillado o menospreciado.

Para los ancianos son una excelente compañía, fomentan la interacción con otros miembros de la familia, las caricias e incluso los paseos y juegos favorecen la actividad física y generan una sensación general de bienestar debido a la segregación de serotonina y otros químicos.  Por otro lado en los pacientes con autismo pueden dar la sensación de relajación y serenidad mediante los mimos.

 Los animales nos ayudan a sobrellevar duelos y llenar vacíos, minimizan el miedo a estar solos, nos brindan compañía en situaciones sociales que pueden generar ansiedad, nos hacen reír con sus gestos y forma de ser y nos mantienen en constante relación con el presente, el aquí y el ahora.  Con Duba logre manejar mucho mejor las crisis de ansiedad,  y agorafobia que me afectaron en algún momento, pues me forzaba a mí misma a salir a caminar con ella y poco a poco fui capaz dejar atrás los temores, a su lado.

Y es que el amor de los perros no conoce límites ni tiene condiciones, y que mejor remedio para la tristeza que una sobredosis de amor!  Los beneficios son múltiples e innegables, pocas cosas nos hacen olvidarnos de un mal día como pasar 5 minutos con nuestros queridos hijos.  Nos vuelven activos, nos ayudan a tener una mejor interacción con otros humanos y hasta regulan nuestra presión arterial y química cerebral.

Así que como no remunerarlos con la misma cantidad de amor y sobre todo con mucho agradecimiento, especialmente tras un momento de crisis, pues solo habiendo estado ahí y sintiendo su compañía, sabremos valorar la inmensidad de su grandeza.


21 jun 2015

6 COSAS QUE SOLO LOS PADRES PERRUNOS ENTENDEMOS.

En este mundo existimos dos tipos de personas:  Los que amamos a los perros y los que no.  Para los del segundo grupo, hay cosas que parecen inconcebibles,  y probablemente a simple vista parezcamos locos ante sus ojos.  Últimamente me he topado con algunos, lo que me llevo a razonar sobre esos comportamientos que nosotros, los padres y madres perrunos hacemos ya sin percatarnos.

1-      HABLAR CON ELLOS:  Diariamente y desde hace años mantengo conversaciones con mis hijos, les hablo sobre las cosas que hacen bien o mal, como me siento al respecto y les digo cuanto los quiero.  Los regaño como si fueran a darme explicaciones e incluso les pregunto qué quieren o prefieren.
No sé cuantas palabras de las que digo son capaces de reconocer, pero estoy convencida de que entienden el tono  y captan palabras claves.  Aunque soy consciente  que la comunicación verbal es cosa de humanos, siento que logramos llegar a un punto intermedio, que nos facilita la vida a todos.

2-      COMPARTILES NUESTRA CAMA:  Desde pequeña escucho los sermones de mis papás, repitiéndome por qué no debo compartir mi cama con los perros, desde la perspectiva médica y de salud hasta los hechos más básicos sobre como muchas veces ensucian las sabanas con huellas y pelitos.  A mí no me importa, no me da asco y no me molestan.  He escuchado gente decir que los aman pero el límite es la cama, y que no toleran sentir olor a perro entre las sabanas.  No sé si los míos no huelen  o ya estoy acostumbrada, pero lo cierto es que todos los locos de los perros como yo que conozco no tienen ningún prejuicio en dejar a sus peluditos subir a su lecho personal.

3-      PREOCUPARNOS POR SUS SENTIMIENTOS:  Como madre perruna me declaro culpable de sentirme culpable cuando los regaño, si en algún momento he perdido la paciencia o si por accidente los he llegado a lastimar.  El sentimiento es terrible, y peor aún si me miran a los ojos.  También me he preocupado de lo que sentirán cuando los dejo mucho tiempo solos, si no los puedo sacar a pasear o si me miran mientras como cosas que ellos amarían probar.  Sufro la pólvora por ellos, al igual que las tormentas y si alguien les llega a hacer un desprecio, aun sin ellos percatarse yo me lleno de enojo.    
                                                                                                                                                
4-      APRENDER A COMUNICARNOS SIN PALABRAS:  El vínculo es fuerte con todos, pero el poder más intenso de comunicación lo llegue a tener con Chili, probablemente por su condición de salud delicada, aprendí a leer cada gesto y reconocer cada mirada.  Y así descubrí que experimentan todas las mismas emociones que nosotros.  Se distinguir cuando están molestos, cuando están felices, cuando tienen miedo o algo no les gusta.  Distingo ojos de tristeza, de dolor, de cansancio, de frustración, de celos, de enojo.  Leo en sus cuerpos si están a punto de actuar de manera agresiva, si han hecho algo malo y se sienten culpables, cuando tratan de manipularme pero sobre todo reconozco en ellos el amor más puro sin necesidad de escuchar un TE AMO.

5-      VIVIR Y AMAR EN IGUALDAD: Hay muchas personas a las que les gustan los perros, les tienen cariño y disfrutan compartir tiempo con ellos, sin embargo continúan marcando una diferencia: SON ANIMALES o SON MASCOTAS, el título de ser inferior se mantiene tácito, por lo que la relación emocional siempre será menos intensa.  Yo los siento mis iguales, mi familia, jamás podría percibirlos como distintos, por lo que sus prioridades  y necesidades van de la mano con las mías y las de mis otros seres queridos, así como el amor y respeto que les entrego.


6-      EL GOZO DE LOS BESOS, ABRAZOS Y CARICIAS: Hay pocas cosas que me llenen de más gozo que poder abrazar, besar y acariciarlos.  Así: SIN ASCO.  No me incomoda su olor, que me llenen de pelos, las babas ni todas esas cosas, que para la mayoría de humanos no perreros resulta asqueroso o tedioso.  He escuchado a muchos decir que a pesar del “aliento a perro” de los besos babosos, eso no los detiene de tener estos gestos con sus hijos.  Percibimos el amor, la alegría, el regocijo que experimentan ellos al vernos tras un largo día de ausencia, y aprendemos a darnos cuenta que en este mundo de humanos, hay pocas demostraciones de cariño más sinceras y nobles que las que recibimos de nuestros perros…Y eso no tiene precio!