21 jun 2015

6 COSAS QUE SOLO LOS PADRES PERRUNOS ENTENDEMOS.

En este mundo existimos dos tipos de personas:  Los que amamos a los perros y los que no.  Para los del segundo grupo, hay cosas que parecen inconcebibles,  y probablemente a simple vista parezcamos locos ante sus ojos.  Últimamente me he topado con algunos, lo que me llevo a razonar sobre esos comportamientos que nosotros, los padres y madres perrunos hacemos ya sin percatarnos.

1-      HABLAR CON ELLOS:  Diariamente y desde hace años mantengo conversaciones con mis hijos, les hablo sobre las cosas que hacen bien o mal, como me siento al respecto y les digo cuanto los quiero.  Los regaño como si fueran a darme explicaciones e incluso les pregunto qué quieren o prefieren.
No sé cuantas palabras de las que digo son capaces de reconocer, pero estoy convencida de que entienden el tono  y captan palabras claves.  Aunque soy consciente  que la comunicación verbal es cosa de humanos, siento que logramos llegar a un punto intermedio, que nos facilita la vida a todos.

2-      COMPARTILES NUESTRA CAMA:  Desde pequeña escucho los sermones de mis papás, repitiéndome por qué no debo compartir mi cama con los perros, desde la perspectiva médica y de salud hasta los hechos más básicos sobre como muchas veces ensucian las sabanas con huellas y pelitos.  A mí no me importa, no me da asco y no me molestan.  He escuchado gente decir que los aman pero el límite es la cama, y que no toleran sentir olor a perro entre las sabanas.  No sé si los míos no huelen  o ya estoy acostumbrada, pero lo cierto es que todos los locos de los perros como yo que conozco no tienen ningún prejuicio en dejar a sus peluditos subir a su lecho personal.

3-      PREOCUPARNOS POR SUS SENTIMIENTOS:  Como madre perruna me declaro culpable de sentirme culpable cuando los regaño, si en algún momento he perdido la paciencia o si por accidente los he llegado a lastimar.  El sentimiento es terrible, y peor aún si me miran a los ojos.  También me he preocupado de lo que sentirán cuando los dejo mucho tiempo solos, si no los puedo sacar a pasear o si me miran mientras como cosas que ellos amarían probar.  Sufro la pólvora por ellos, al igual que las tormentas y si alguien les llega a hacer un desprecio, aun sin ellos percatarse yo me lleno de enojo.    
                                                                                                                                                
4-      APRENDER A COMUNICARNOS SIN PALABRAS:  El vínculo es fuerte con todos, pero el poder más intenso de comunicación lo llegue a tener con Chili, probablemente por su condición de salud delicada, aprendí a leer cada gesto y reconocer cada mirada.  Y así descubrí que experimentan todas las mismas emociones que nosotros.  Se distinguir cuando están molestos, cuando están felices, cuando tienen miedo o algo no les gusta.  Distingo ojos de tristeza, de dolor, de cansancio, de frustración, de celos, de enojo.  Leo en sus cuerpos si están a punto de actuar de manera agresiva, si han hecho algo malo y se sienten culpables, cuando tratan de manipularme pero sobre todo reconozco en ellos el amor más puro sin necesidad de escuchar un TE AMO.

5-      VIVIR Y AMAR EN IGUALDAD: Hay muchas personas a las que les gustan los perros, les tienen cariño y disfrutan compartir tiempo con ellos, sin embargo continúan marcando una diferencia: SON ANIMALES o SON MASCOTAS, el título de ser inferior se mantiene tácito, por lo que la relación emocional siempre será menos intensa.  Yo los siento mis iguales, mi familia, jamás podría percibirlos como distintos, por lo que sus prioridades  y necesidades van de la mano con las mías y las de mis otros seres queridos, así como el amor y respeto que les entrego.


6-      EL GOZO DE LOS BESOS, ABRAZOS Y CARICIAS: Hay pocas cosas que me llenen de más gozo que poder abrazar, besar y acariciarlos.  Así: SIN ASCO.  No me incomoda su olor, que me llenen de pelos, las babas ni todas esas cosas, que para la mayoría de humanos no perreros resulta asqueroso o tedioso.  He escuchado a muchos decir que a pesar del “aliento a perro” de los besos babosos, eso no los detiene de tener estos gestos con sus hijos.  Percibimos el amor, la alegría, el regocijo que experimentan ellos al vernos tras un largo día de ausencia, y aprendemos a darnos cuenta que en este mundo de humanos, hay pocas demostraciones de cariño más sinceras y nobles que las que recibimos de nuestros perros…Y eso no tiene precio!

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