30 jul 2016

Auxilio, cachorro!

La manada se había mantenido estable y adulta por muchísimo tiempo. El último miembro en integrarse fue Capi, hace mas de dos años y aunque el proceso no fue fácil, se acostumbró poco a poco a nosotros.  Pero definitivamente la vida nos toma siempre por sorpresa, y así fue cuando un frio día de Enero del 2016, regresando al trabajo después de mis vacaciones de Navidad el destino nos encontró.

Ahí estaba flaca, fea, miedosa y 100% callejera: Comiendo basura y sobros, con miedo a todo y a todos.  Mi instinto de rescatista fue mas fuerte que mi sensatez y empecé a ganarme su confianza con comida.  Yo sabia que el cupo de mi manada estaba lleno, pero también sabia que ella no duraría mucho ahí y que su destino no seria favorable.

Pedí ayuda como siempre, y se logro rescatar a un saco de huesos salvaje y torpe.  Directamente a un hogar temporal, en el que para mi suerte no duro mas de dos días porque SORPRESA: Ella era una cachorra...y que hacen los cachorros? ROMPEN COSAS!

A los pocos días me la regresaron, y desesperada comencé a buscar otro hogar temporal, sin ninguna respuesta.  Llegó miedosa y defensiva, pero por su edad y condición los demás la aceptaron bastante rápido y fue así como Sadie (AKA Pepita) llegó a nuestra familia.

La gente siempre cree que tener cachorros es un juego, que son tiernos y hermosos (claro que lo son) pero lo que no saben es que al igual que los bebes, son traviesos, inexpertos, vulnerables y sin la mas mínima idea de como comportarse.  Tener un cachorro es una tarea difícil y una gran responsabilidad.
En su primera semana en la casa Sadie hizo de las suyas prácticamente a diario.  Ropa, basura, adornos, plantas, zapatos, comida, TODO ROTO, a cada oportunidad.  Sin contar con tener que volver a lidiar con la ansiedad por separación, las necesidades hechas fuera de lugar, el aprender a ser perro y también enseñarle las reglas y modales básicos, necesarios para convivir con humanos.

Sadie no sabia nada, cualquier cosa a su alcance era un juguete para ella, debía romperlo, conocerlo, experimentar y explorar su nuevo mundo.  Ademas era muy joven, su energía era intensa, mordía manos, piernas, pies, no medía su fuerza, saltaba, rasguñaba, mordía todo y a todos.  Tuvo que aprender quien mandaba y adaptarse en su lugar dentro de la jerarquía canina, quisiera o no.  Sus uñas y dientes afilados necesitaban ser gastados y fue como volver a empezar.

 Dejar absolutamente todo fuera de su alcance antes de salir o resignarse a despedirse de ello, sea lo que sea y cueste lo que cueste. Volver a limpiar cuando se orinaba adentro, quedarnos sin juguetes en un par de días y tener que remplazarlos constantemente, y manejar sus berrinches y caprichos hasta que aprendiera a controlarse.


Tener un cachorro cuesta, y educarlo bien es cosa de paciencia, constancia y aprendizaje propio, sin perder los estribos o tirar la toalla. Sadie ahora es adolescente casi adulta, y si bien no se que es peor: Si la adolescencia o la infancia canina, puedo decir que este proceso ha sido complejo y cansado, pero muy enriquecedor.


Los cachorros no son para todo el mundo, mucho menos para padres primerizos, a no ser que sepan a lo que se meten y se atengan a las consecuencias.  Muchos creen que para que un perro se adapte a uno deben tenerlos desde bebés, pero la verdad es que a veces es mucho mejor y mas razonable adoptar a un perro adulto.  Todo perro aprenderá de a poco y con educación y tiempo logrará adaptarse a su nuevo hogar y humanos, pero a diferencia de los cachorros, los perros mayores controlan mejor sus impulsos, tienen menos energía que gastar y poseen una mayor capacidad de concentración y memoria.

Así que si esta pensando en agregar un nuevo miembro a su familia, considérelo dos veces antes de optar por un perrito bebé.  Los adultos son perros nobles, amorosos y muy inteligentes que merecen una oportunidad.  Nosotros por ahora estamos felices de haber recibido a Sadie, sobre todo Capi que recibió una inyección de juventud con su llegada, pero tengo que reconocer que por momentos sentí que no era el momento correcto para tener que re-aprender a lidiar con un cachorro de nuevo.