Abominable humano,
Descansa en paz Osito. Marzo 2016 |
Hace casi nueve meses tuviste la osadía de asesinar a mi perro sin motivo
alguno y con absoluta sangre fría. No hay vez que piense en él y no sienta como mi
corazón se arruga en impotencia y mi alma se oscurece entre lágrimas y
reproches.
Has matado a mi perro, por absoluta maldad, sin sentir remordimiento, quizás
entre risas y placer, nunca lo sabré ni me interesa saberlo. No sé quién
eres, ni que te llevo a convertirte en una persona tan vacía y miserable capaz
de robarle la vida a un ser indefenso y noble.
Tres tiros premeditados y sin mirar atrás. En medio de la noche,
disparaste a matar, contra un noble animal el cual estoy absolutamente segura
que no fue capaz de gruñirte y mucho menos atacarte. A quien atacaste por
detrás mientras huía. Porque Oso jamás hubiera sido capaz de una amenaza;
al contrario: el solo sabía huir de los hombres.
Si, se llamaba Oso, era un perro viejo y cansado. Golpeado por la
vida y la indiferencia humana que vivió su vida entre carencias y soledad.
Oso no era mi perro, porque era de la calle; sin embargo nuestras vidas
un día se cruzaron y le entregue mi corazón. Él no era mío, no era de
nadie pero yo lo amaba y trate por meses de salvarlo. Lamentablemente fracase
y eso es lo que menos me perdono.
Había sido tanto el maltrato que sufrió en vida que no permitía que ningún
humano se acercara, pasaba escondido y con miedo, buscando comida, agua y algún
rincón para pasar sus días. Yo lo cure, lo alimente y trate de ganarme su
confianza por casi un año, y cuando ya estaba a punto de lograrlo llegaste tú
vil hombre y me lo robaste.
Su pecado fue cruzarse contigo en un mal día, quizás de esos donde tu
miseria y frustraciones superaron tu cualidad de humano, y descargaste contra
lo primero que pudiste. O tal vez simplemente tuvo la mala suerte de
encontrarse con un tipo sin sentimientos ni corazón. Alguien podrido en
vida, con un espíritu oscuro, quien probablemente sea el que no merezca caminar
el mundo de los vivos.
No sé qué sentiste, porque lo hiciste o si algún día te importó o te
arrepentiste. Lo más probable es que no haya ninguna respuesta. Yo
no creo en cielos ni en infiernos, pero sí creo fielmente que algún día la vida
te lo va a cobrar y espero que sea donde más te duela, y que en ese momento,
algo en tus entrañas te recuerde la mirada noble de aquel animal que valía más
que tú.
Hasta entonces, solo tengo mi desprecio para darte, aunque no te conozca.
Vomito el día en que naciste y espero que por cosas de la vida esto
llegue a tus ojos y sepas que te hablo a ti! Si, a ti, aquel que mata, que
envenena, que maltrata, que golpea, que abusa, que hiere sin razón a seres
indefensos que no son culpables de ningún mal, y a ti ASESINO de Oso, que al
igual que todos los de tu calaña no son más que una sub especie que no merecen
llamarse hombres o mujeres.
Oso fue solo un perro, pero podrás tener la certeza que fue amado en vida, algo
que seguramente no entiendas, porque los demonios no saben de amor y mucho
menos lo merecen.
Hasta nunca y que la vida te trate como debe.
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